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El Final de Doraemon
Un día normal, o todo lo normal que pueda ser, Nobita fue al colegio y recibió su dosis diaria de abusos e insultos. Se fue a casa llorando, esperando que Doraemon le ayudaría a arreglar sus problemas, pero descubrió con horror que Doraemon había dejado de moverse.
A pesar de lo fuerte que le achuchaba el robot seguía inmóvil y no reaccionaba. Nobita no sabía qué hacer y le entró el pánico y empezó a llorar. Se asustó al ver que le caían las lágrimas encima del robot y de repente a Nobita se le ocurrió que podía viajar al siglo 22 e intentar resucitar a Doraemon. Sin pensarselo dos veces se metió en la màquina del tiempo que estaba dentro del cajón de su escritorio.
Cuando llegó a 250 años más tarde, encontró a Dorami y ella le dijo que Doraemon tenía la batería baja y que no podía reaccionar a menos que recibiese una batería nueva. Normalmente, los robots cósmicos suelen tener baterías de recambio almacenadas dentro de sus orejas, pero como las orejas de Doraemon habían sido arrancadas por un ratón, el circuito eléctrico se paró. El problema era que si le cambiaban la batería a Doraemon, éste perdería todo lo almacenado en su memoria al borrar el circuito....
Doraemon nunca recordaría a Nobita ni las aventuras que habían vivido juntos. Como Nobita no quería perder a su amigo se prometió a sí mismo que a partir de ese día estudiaría mucho para ser un técnico de robots y resucitar a su amigo él mismo.
Le dijo a sus padres y a todos sus amigos que Doraemon volvía al futuro. En realidad, Nobita había escondido a Doraemon en su armario. Al poco tiempo todo el mundo se olvidó de Doraemon aunque Nobita y Shizuka le echaban mucho de menos.
Nobita estudió mucho desde ese momento y cada vez que suspendía se recordaba a sí mismo que Doraemon dependía de él. Cada vez que estaba a punto de dejarlo todo, miraba al cielo y se acordaba de los maravillosos momentos que había pasado con Doraemon. De vez en cuando Nobita mejoraba en sus notas y pasó del colegio a la universidad y tuvo éxito y consiguió su meta. Su trabajo y determinación habían valido la pena.
30 años más tarde, Nobita dejó de ser un fracasado y pasó a ser un CEO de una empresa de Inteligencia Artificial. Estaba felizmente casado con Shizuka y después de años de mucho trabajo duro e investigación, finalmente desarrolló un chip electrónico que contenía toda la memoria de Doraemon.
Nobita llevó a Doraemon a su laboratorio y le implantó el chip a su amigo de la infancia. Un grito de alegría invadió el ambiente y justo después, sin que Nobita se hubiera dado cuenta de lo que había pasado, Doraemon se levantó poco a poco y Nobita se emocionó. Estaba a la vez emocionado y asustado, asustado por si Doraemon se había olvidado de él. Pero se dio cuenta de que no cuando Doraemon le tendió sus brazos y le sonrió.
“Nobita, he esperado mucho tiempo. Felicidades” dijo Doraemon. A partir de entonces y para el resto de sus vidas, Doraemon y Nobita vivieron felices juntos y con sus familias. Que esto sirva de lección para todos: Si puedes soñarlo, puedes hacerlo.
THE END
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